Por: Ángel Mejía
Es un aguardiente de alta graduación alcohólica, entre 36-40º. Es obtenido por destilación, su elaboración se basa en el calentamiento y evaporación del alcohol que tien e los compuestos aromáticos del vino, además se mantienen en toneles de roble durante un tiempo prolongado.
En principio, la palabra original de la cual derivó este término fue brandewijn, que en holandés se interpretaba como branden y wijn como vino quemado en barril, el lugar donde nació este licor se desconoce, pero se cree que un químico holandés, residente en la localidad de Cognac en el siglo XVI, ante la gran cosecha que produjo la región de Charente, se le ocurrió, la idea de reducir el vino de volumen para rebajar los costes de almacenaje y transporte, el resultado fue un destilado de vino que después se guardaban durante largo tiempo, en barriles de madera y de esa forma crearía el Brandy.
Resulta ser un licor fino, aunque es usado por maestros de la cocina para preparar platos exquisitos además de una gran variedad de cócteles. El brandy es un licor que se usa como bajativo, es decir que se toma luego de las comidas; esto ayuda a tener una mejor digestión e incluso hay quienes aseguran que tomar brandy luego de un almuerzo provee una mejor salud y evita contraer ciertas enfermedades.
Aunque existen ciertos tipos de cáncer que son exacerbados por el consumo excesivo de licor, brandy se ha relacionado con el tratamiento o la prevención de ciertos cánceres. Uno de los componentes esenciales de brandy es el ácido elágico es un compuesto orgánico de gran alcance que puede prevenir el desarrollo y la propagación de células cancerosas.
Durante cientos de años, el brandy ha sido usado como una solución tradicional para el resfriado común o la gripe. Las propiedades de calentamiento naturales de brandy, mezclado con su calidad relajante que induce un sueño saludable y la naturaleza antibacteriana de alcohol, lo hacen este licor delicioso y popular un impulso para el sistema inmunológico.